- Esta etapa de la vida resulta fundamental, porque de las habilidades emocionales que los pequeños desarrollan, serán un reflejo de su vida como adultos.
Por Leticia Ríos
Una de las etapas más difíciles para los padres de familia, es la denominada primera adolescencia, que ocurre entre el primer y cuarto año de edad; justo en el momento en que nuestros hijos dejan de ser bebés.
La terapeuta, Elizabeth Ruiz de Chavés Anaya, asesora en temas de desarrollo infantil, explicó que en dicho periodo los pequeños descubren que son entes independientes y separados de sus padres; su palabra favorita es “No”, con la que reafirman su autonomía.
Se trata de una etapa de muchos berrinches, por la insistencia de los niños en hacer su voluntad, como una forma de expresar su independencia.
Destacó que este periodo, coincide con el momento en el que los niños empiezan a caminar y descubren que pueden desplazarse, sin necesidad de que alguien más los mueva, para alcanzar objetos o llegar a donde quieran.
“Le llaman la primera adolescencia, porque es una especie de rebeldía; no quieren hacer caso”.
“Emocionalmente viven un crecimiento importante, que se complementa con el lenguaje que les permite ir desarrollando más habilidades. En el primer año de edad, creen que son una extensión de los padres; pero descubren que no es así, cuando la verticalidad les permite ponerse de pie y caminar”.
La especialista señaló que se trata de una etapa de la vida de mucha egolatría; creen que todo les pertenece y su mundo se cierra al “yo”.
Ellos viven una pasión enorme por conocer, aprender y tocar todo ¡están descubriendo el mundo! También se trata de una etapa de mucho desarrollo, el niño es capaz de entender, discutir; además de que son súper creativos, explicó la experta.
Ruiz de Chavéz destacó que es importante dejar al niño experimentar, no limitarlo; sino confiar en que puede lograr sus objetivos; siempre acompañándolo para evitar riesgos.
“Si el niño dice quiero trepar ahí, en lugar de prohibírselo, hay que, acompañarlo; cuando quieren intentar algo y sienten el apoyo de los adultos, ellos están trabajando su autoestima. Hay que dejarlo probar, pero mantenerse cerca de él ¡No infundirle temor!”
Lo importante es ser creativo, si tu hijo quiere jugar con tierra, está bien, busca un espacio donde pueda hacerlo de forma segura; si quiere pintar un muro de la casa, puedes pegar algunas láminas de papel grueso o asignarle una pared; hay que dejarlo experimentar, es fundamental para su desarrollo emocional y aprendizaje, explicó.
Sin embargo, destacó que el pequeño deberá tener límites, los cuales, también resultan fundamentales para su madurez.
“No se trata de que haga todo lo que se le pega la gana, sino de tener límites claros, basados en valores, como el respeto”.
¿Qué hacer en caso de berrinche?
La asesora en desarrollo humano, señaló que los berrinches pueden prevenirse, hay que negociar, darle opciones al niño, para que pueda decidir.
Si es inevitable, durante el berrinche es importante ser empáticos, decirle que entendemos por qué está molesto, acompañarlo.
“Estoy a su lado, pero no lo miro a los ojos; respiro profundamente y también me tranquilizó. Algo importante, el niño jamás debe obtener aquello por lo que hizo berrinche, de lo contrario, este será el camino a seguir”.
Una vez que ha pasado el episodio, es importante que el adulto abrace al niño; y retomar el mensaje de empatía: sé que te molesta que no te dé esto, pero no puedo hacerlo. “Se reafirma le límite”.
Sabía que?
Si siempre le decimos que no a un niño, le estamos mandando mensajes negativos. En cambio, si lo entendemos y le damos opciones, le estamos ayudando a desarrollar su propia autonomía.
Oreja:
La especialista recomienda:
- Darles pequeñas obligaciones, de acuerdo con su edad, como recoger sus juguetes.
- Dejarlos experimentar y hacer cosas solos, como vestirse o preparar un sándwich.
- Mirarlos directamente a los ojos, para ello, hay que colocarnos en cuclillas, a su altura; así mostramos que son importantes para nosotros.
- Hacerlo sentir que es importante y la forma de hacerlo es jugando con él.
- Darles un tiempo de calidad, cuando estemos jugando con ellos, dejar de lado celulares o dispositivos electrónicos.