: Se estima que entre el 8 y 10 por ciento de los niños han atravesado por una etapa depresiva
La actual dinámica familiar, con ausencia de los padres y un alto uso de tecnología, está generando una realidad de soledad para niños y adolescentes, que los puede llevar a un estado de depresión, al percibirse poco valorados, coincidieron especialistas en psicología.
Este padecimiento también se puede generar en los niños por otros factores, como cambios drásticos en la vida, la pérdida de un familiar o un divorcio, así como por causas biológicas: herencia o desajuste bioquímico.
La doctora en Investigación en Psicología, de la Universidad Iberoamericana, Gabriela González explicó que cuando un niño pasa mucho tiempo solo, pegado a un aparato, porque sus papás están trabajando u ocupados, se genera un pensamiento frecuente en ellos de “no le importo a nadie”.
La especialista explicó que counmente están emocionalmente abandonados o, en el otro polo, tienen padres demasiados exigentes o sobreprotectores. Pero, como la depresión infantil es poco conocida, los papas les dan un placebo que no funciona: “Creen que con eso se les va a quitar la tristeza, se vuelve un ciclo en el que se generan situaciones complicadas”.
En otros casos, los pequeños se convierten en niños problema, pueden estar irritables, intolerantes; por eso, es difícil detectar la depresión que viven, explicó.
“Ellos están gritando, voltéame a ver, aquí estoy. Los papás de niños con problemas emocionales, comúnmente se preguntan ¿qué es lo que necesitan? Y lo que ellos necesitan es apego emocional, no viajes, juguetes, consolas de videojuegos, ni celulares; sino que alguien los contenga”.
En el peor de los casos, si no se detecta la depresión, al no ser tratada de manera adecuada, esta condición los podría llevar a quitarse la vida, explicó la especialista.
Destacó que no es un tema para tomarse a la ligera, ya que las estadísticas demuestran que este fenómeno se ha incrementado entre los niños de manera significativa.
En el Estado de México, el suicidio es la segunda causa de muerte entre niños de 10 a 14 años y la tercera para los adolescentes de 15 a 19 años, de acuerdo con el Centro Estatal de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades (CEVECE) de la Secretaría de Salud Estatal.
“Cuando un niño está diciendo un día me voy a matar, lo que quiere decir es voltéame a ver, abrázame. Pueden parecer solo amenazas, pero los papás no lo deben dejar pasar y acudir con un especialista de inmediato”.
González destacó que en los adolescentes, influyen otros factores, como la definición de su sexualidad, consumo de drogas, actos de alto riesgo y relaciones sociales.